Generaciones de magníficos artesanos han contribuido a la consagración del arte de la música.
Lo han hecho proyectando y construyendo, restaurando y modificando instrumentos musicales, aparatos repletos de ingeniosos y a veces de sofisticados mecanismos, resultado de siglos de evolución.
De ellos fluye el sonido siguiendo el inexorable camino que imponen las leyes de la naturaleza.
Un buen instrumento es entonces el resultado de dos actividades que se complementan; La artesanía y la ciencia en manos de la expresión humana resumida en los luthier, quienes son los encargados de conjugar en la experiencia y la academia, el antiguo oficio de la luthería.
Trabajo metódico, acusioso y delicado...